¿Cómo captar la magia de un niño en una foto? Creedme, no es tarea fácil.
Hoy os traemos unos consejos para realizar una sesión de fotos infantil, que creemos pueden ser buenos.
Cualquiera que se haya enfrentado a una sesión fotográfica a un niño sabrá a lo que nos referimos y es que una cosa es sacar el móvil y hacerle un par de fotos a un niño en casa, en el parque, de vacaciones, pero cuando nos enfrentamos a una sesión de fotos en la que el niño viene a un lugar desconocido, en la que hay gente desconocida, instrumentos extraños por los que sale luz, ¡es que es todo tan desconocido!

Como fotógrafo, tienes que sacar adelante un conjunto de fotos con diferentes “posados” que sean los más natural posible y que reflejen la personalidad y la magia del niño y lo más importante crear una relación de interacción con el niño.
La personalidad de un niño a partir de los 3 años, haciendo una semejanza es como las veletas, muy cambiantes, por momentos impredecibles, alegres, tristes, nerviosos, tranquilos, curiosos, colaborativos, se enfadan, juegan, ríen… y todo esto comprimido en una sesión de fotos… hace que la tarea de una sesión fotográfica infantil no sea una tarea fácil, pero si gratificante.
Hoy os hemos querido dar una serie de consejos, que bajo nuestra experiencia pueden ser beneficiosos para todo aquél que quiera realizar una sesión de fotos infantil, ya sea de forma aficionada o profesional. Desde nuestro estudio La Nube Encantada esperamos que os sean útiles:
1. Fotografiad a los niños, tal como son y no como os gustaría que fuesen
Y es que se tiene la manía de “obligar” al niño a realizar acciones como sonreír, parecer feliz, ahora pon esta mueca, ahora esta otra…etc. Para nosotros la belleza y la magia de la infancia radica en la naturalidad de los niños y en su honestidad interior.

Y es que los niños no tienen filtro, son honestos consigo mismos y carecen de la timidez que poseemos los adultos y nos dificulta posar con naturalidad.
Sin embargo, los niños nunca fingen sus emociones.
Por lo tanto, lo mejor en una sesión de fotos infantil es dejarle a su aire y no presionar. Estar siempre preparado para captar todos esos momentos francos y sinceros, ya que la mejor manera de “capturar” esta magia es hacerlo cuando están distraídos jugando, riéndose, relajados en su propio entorno creado.
2. Habla su lenguaje
No es usual pero alguna vez hemos sido testigo de sesiones de fotos infantiles para publicidad, en la que el fotógrafo trata a los niños en el lenguaje de los adultos. ¡Nó!
Para entenderte con un niño te tienes que convertir en un niño, o más bien, sacar al niño que llevas dentro.
Empatiza con ellos, ponte en su lugar y date cuenta de los temores y miedos que pueden sentir al llegar a un entorno desconocido como es un estudio.

Olvídate de la típica pregunta sobre qué tal va en los estudios, en su lugar juega con ellos, haz el tonto, salta, ponte a cantar alguna canción, aunque no sepas la letra… invéntatela! ¡Y baila!… si no sabes es más divertido! Haz que se diviertan, ése es el objetivo.
Por ejemplo, puedes preguntarle sobre sus juguetes favoritos, o cuál es su libro favorito. Rápido se pondrá a explicarte con sus palabras la vida de “Sugar”, el superhéroe que vive en su cajón de juguetes.
Si quieres que te miren directamente, cuéntales una pequeña historia improvisada, por ejemplo, sobre Jimmy el Ratón, que vive en el estudio y también sale a hacer fotos a veces. Usa la fantasía como la más grande herramienta con los niños.
Así de esta manera sencilla mientras conversas siempre a su nivel, podrás aprender cosas de su personalidad, ir haciendo fotos mientras vas interactuando con él, y ganarás su confianza.
3. Las sesiones infantiles deben ser cortas
No hay nada peor que intentar hacer fotos a un niño que ya está cansado de la sesión. Rara vez un niño aguanta más de 1 hora en una sesión de fotos. Por lo tanto, nuestra recomendación es no pasar el punto de no retorno. Forzar esta situación no beneficia a nadie.
Esto nos lleva también al consejo siguiente:
4. Debes conocer tu equipo a la perfección
No hay nada peor cuando el tiempo es muy limitado en una sesión infantil, que ponerte a revisar los parámetros de la cámara, o ponerte a revisar si ha quedado bien el histograma o la exposición. Cuando estas en este tipo de sesiones, lo más productivo es, tener ajustado todo en la cámara y únicamente preocuparte de disparar y congelar las emociones del niño.
De no ser así, te darás cuenta de que el niño ya está cansado, y tu no has hecho más que media docena de capturas. Este consejo es también extensible al resto de sesiones fotográficas. Tu equipo material es una extensión de ti.
5. Fomenta la interacción mediante “tareas”
La gran mayoría de las veces, los niños están dispuestos a cooperar si se lo pides. Así que pídeles que te ayuden a contar los dedos de sus manos, que te ayuden a meter las frutas en la cesta de mimbre que Jimmy el ratón a tirado. Que te ayuden a dibujar una sonrisa con el pincel mágico que les vas a regalar.
Hay mil y una tareas imaginativas que le puedes pedir a un niño y él estará dispuesto a echarte una mano. De cara a las tomas fotográficas siempre es una buena idea que el niño haga cosas, y normalmente este tipo de acciones lleva asociadas un montón de muecas y expresiones que harán que no puedas parar de fotografiar.
6. Ten preparado tu baúl de recompensas

A medida que fotografiamos a niños pequeños, nos hemos dado cuenta que no hay nada mejor que tener un baúl de recompensas. ¿y qué es esto? Pues simplemente es una caja con pequeños regalos comprados en la tienda de los chinos, muy baratos, pero que para un niño son pequeños tesoros. Si recompensas al peque por ejemplo por ayudarte a contar los dedos de la mano, ¡le harás feliz!
A nosotros no encanta en la típica tarde aburrida que no sabes que hacer, ir a los todo a 100 y pasar la tarde comprando chuminadas curiosas para nuestro baúl de las recompensas. ¡Creednos que 20 euros dan para muchas sesiones!
7. Pídele lo contrario de lo que quieres que haga
¡Suena un poco raro, pero funciona! Si el niño no quiere cooperar en por ejemplo sentarse en el taburete, lo más sencillo es pedirle que no se siente. Al momento el niño por llevar la contraria se sentará. Esto se llama psicología inversa y es curioso, pero es un gran aliado en las sesiones fotográficas de niños
8. No presiones
No hay cosa peor que presionar a un niño a que haga una cosa que no quiere hacer. Lo mejor en este caso es dejarle tranquilo, se le puede sugerir, pero si no quiere, no le presiones. Hay que dejarle que explore el entorno y ponerte a hacer otra cosa y el niño volverá. Muchas veces el niño termina haciendo las cosas que quieres únicamente por no haberles presionado.
9. Los papás siempre tranquilos

No hay cosa peor que ver a unos padres desquiciados. Los niños absorben la energía de los padres, para bien o para mal. Si los padres están desquiciados, el niño al momento se trasformará en el increíble Hulk. Así que procura dejar las cosas claras desde el principio, aquí no se grita, aquí todos estamos para divertirnos y hacer el tonto. Buenas vibraciones de los padres se transforman en juegos y risas por parte de los niños y por ende, buena sesión de fotos.
10. Los niños deben ser niños
Volvemos al primer punto, alejaros de la idea de que para que una foto de un niño sea buena, el niño te tiene que mirar y sonreír a la cámara. Lo primero es aceptar las peculiaridades de la personalidad del niño que vas a retratar. Lo mejor es dejar a los niños que sean ellos mismos. Olvídate de la imagen idílica del niño del anuncio de suavizante… eso en el mundo real no existe!
Por lo tanto, captura al niño tal como es, ya este serio, sonriendo, sacándote la lengua, o buscando a Jimmy el ratón por el estudio. Naturalidad ante todo.
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Para terminar nos gustaría recomendaros algunos libros interesantes, que pueden ayudarte a conocer un poco la psicología de los niños. También creemos que aportan ideas interesantes que pueden ser de utilidad en tus sesiones de fotos.
Rabietas: Consejos y herramientas para lidiar con ellas con conciencia, humor y amor
Algunos de los videos del canal de Youtube de la autora tienen más de 100.000 visualizaciones, con seguidores en todos los países de habla hispana. . La autora es experta en crianza natural y apego, pero siempre desde el sentido común. . Las anécdotas y el tono del libro están llenos de sentido del humor y son muy divertidos. Todos los padres tenemos que enfrentarnos a ellas en alguna ocasión. Son las famosas rabietas, capaces de desquiciar incluso a la madre o al padre más consciente y respetuoso. Las rabietas, berrinches y pataletas sacan a relucir lo peor de nosotros mismos. Este libro no pretende dar lecciones sobre cómo poner fin a los berrinches. Más bien, nos permite contemplar las rabietas como una gran oportunidad de aprendizaje personal. Desde su propio proceso como madre de dos hijas y profesional de la crianza consciente, Míriam Tirado acompaña a los lectores para que puedan educar a los más pequeños desde otro lugar, más sereno, considerado y libre de dolor. Aprenderemos a relacionarnos con los niños de maneras más efectivas, recurriendo al juego y a la imaginación. A desarrollar la empatía y aceptar las pataletas como una parte fundamental del crecimiento. A revisar nuestras ideas sobre la infancia, nuestras proyecciones y expectativas. Todo ello con el objetivo de crecer en compasión, respeto y conciencia, para que podamos ayudar mejor a nuestros hijos en su camino por la vida.
El cerebro del niño: 12 estrategias revolucionarias para cultivar la mente en desarrollo de tu hijo
Tu hijo de dos años tiene una rabieta en una tienda. Tu hijo de cuatro se niega a vestirse. Tu hijo de quinto curso está de suplente en el banquillo, enfurruñado, en lugar de jugar en el campo. ¿Acaso los niños conspiran para que la vida de sus padres sea un desafío continuo? No, lo que pasa es que su cerebro en desarrollo lleva la voz cantante. En este libro innovador y práctico, el neuropsiquiatra Daniel J. Siegel y la experta en educación infantil Tina Payne Bryson desmitifican las crisis y los conflictos, explicando los nuevos conocimientos científicos sobre cómo está constituido el cerebro infantil y cómo se desarrolla. Aplicando estos descubrimientos al día a día, es posible convertir conflictos, discusiones o miedos en una oportunidad para integrar el cerebro del niño y ayudarlo a ser una persona responsable, afectuosa y feliz. En El cerebro del niño padres y educadores tendrán a su alcance pautas claras para entender y manejar los distintos conflictos propios de los niños en función de cada edad, así como herramientas para resolverlos y ayudar a la familia a progresar.